viernes, 5 de marzo de 2010

Un Samuel Está Por Nacer; Mi Milagro Está Por Llegar.

1Samuel 1:1-28


Al comenzar 1Samuel, nos encontramos con Elcana y sus dos esposas: Ana y Penina. Penina tenía hijos pero Ana no. Habían ido a ofrecer sacrificios al tabernáculo de Silo.


Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola porque Jehová no le había concedido tener hijos.
Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así, por lo cual Ana lloraba y no comía. y Elcana, su marido, le decía: "Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué ésta afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?".


Todos alguna vez hemos experimentado en lo personal que un problema no resuelto siempre nos conduce a más problemas. "Cada año" la madre de los hijos de Elcana acosaba a Ana y "Cada año" la mujer que Elcana amaba padecía estos acosos. No nos sorprende entonces que Ana sintiera "Amargura de alma".
¿Cuál ha sido tu trago más amargo? a todos nos toca. Si los comparamos, puede que alguno nos parezca más grave que otro; sin embargo, lo que nos pasa a nosotros siempre es grave. Ana estaba en una situación muy dolorosa: sin hijos, atormentada y sola. Era una situación difícil por la que muchos han pasado.
¿Cuantas veces le hemos permitido al enemigo que nos entristezca, que nos convenza que es imposible?.

Las cosas comenzaron a suceder cuando Ana dejó de escuchar a su enemigo. Ana tomó la decisión correcta acerca de qué hacer con su amargura. (1Samuel 1:10). Ana fue a pedirle a Dios un milagro, ella creyó y dejó de estar triste; cambió de actitud "Oró a Jehová, y lloró abundantemente" cambió de actitud "No estuvo más triste" (1Samuel 1:18).
En su oración, asumió dos compromisos. Uno de ellos fue muchísimo más sencillo: Prometío que no pasaría navaja sobre la cabeza de su hijo. Esto significa que sería nazareo, especialmente consagrado a Dios. La otra promesa fue dedicarlo a Dios todos los días de su vida.
Podriamos acusarla de negociar con Dios, con quien no se puede negociar; pero Dios busca en la tierra a los que tienen corazón perfecto para con Él, para poder bendecirlos (2Crónicas 16:9). Ana buscó en Dios lo que aparece en 1Crónicas 28:9 "Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás...En su amargura, Ana buscó a Dios.
Creo que Dios respondió a la oración de Ana por dos motivos. En primer lugar, Él es misericordioso y anhela derramar su amor sobre nosotros. En segundo lugar, Él conocía su corazón y sabía que ella cumpliría su promesa.

Dios escucha tu oración, Él escudriña los corazones, conoce tus sueños, a ese Samuel que anhelas con todas tus fuerzas dar a luz y que tu enemigo te repite constantemente que es imposible, que no eres capaz... Pero está en ti creer y cambiar de actitud, hay que dejar de escuchar al enemigo y comenzar a escuchar a nuestro Dios.

Conozco 3 tipos de personas.
-Los que hacen que las cosas sucedan.
-Los que ven que las cosas suceden.
-Los que preguntan: ¿Que está sucediendo?.

Ana hizo que las cosas sucedieran. Dios recompenzó su corazón valiente y obediente.
Samuel era un deseo de Ana, era un milagro especialmente dedicado a Dios. No era de Ana, era para Dios.

"Nosotros somos quienes provocamos que las palabras de Dios se cumplan".

Un Samuel está por nacer; Mi milagro está por llegar!



1 comentario:

Natalie dijo...

Pame... que hermoso lo que escribiste, me dio mucho gusto descubrir tu blog...! no dejes de hacerlo :)

te bendigo muchisisiisisimo
un beso

Naty :)